UNA EXPERIENCIA DIGNA DE RECORDAR.
Diecinueve de abril de dos mil siete. Estábamos en Mérida, sí… por fin en Mérida. Después de todo el trabajo y todo el esfuerzo requerido estaba allí el grupo de teatro Párodos, al mando de su directora, Silvia.
Eran las once de la mañana. Las gradas del antiguo teatro romano, patrimonio de la humanidad, se estaban llenando y nosotros preparando los últimos retoques: último brochazo de maquillaje, último repaso al texto, último ensayo de la danza inicial… Nervios a flor de piel. Y en todos nosotros el mismo pensamiento: más de dos mil personas viéndonos actuar.
Discurso del coordinador del festival, aplausos finales, primeros redobles de tambor y ahí salíamos, acongojados ante las atentas miradas de todos los espectadores. Aún sintiéndose uno tan insignificante, prosigue con su tarea, no ha de haber razón para bloquearse. La obra ha empezado y cada uno sabe a dónde tiene que ir.
Prólogo. Acto I , y parte de nosotros corriendo por las gradas posteriores para no ser descubiertos. Acto II, en silencio, esperamos. Acto III, comienza la música y allá vamos. Y el público, animado, ayudando pero sin saber, a que la obra fuese bien encaminada. Llegada al escenario, escena terminada, a esconderse de nuevo. Prisas y nervios de última hora recorren nuestros cuerpos. ¡Dame esa ropa!, ¡ayúdame a repasar esta escena!...
Último baile, última escena… todo está cercano a terminar. Y por suerte o por desgracia nuestra actuación concluyó. Por fin, los esperados aplausos, contemplando la maravillosa satisfacción de un público sin el cual todo ese sueño no se había hecho realidad. Porque ese pesimismo que se adueñaba de nosotros momentos antes de comenzar se convirtió en optimismo al ver todas aquellas personas.
Creo que no me equivoco al decir que fue una de las mejores experiencias de cada uno de los integrantes del grupo. Y me fascina saber que aquella no fue la última vez, porque el dieciséis de abril del próximo año estaremos de nuevo allí, disfrutando y a su vez haciendo disfrutar a todo aquel que ame el teatro como nosotros.
Ainhoa Portilla Morgado
1º de Bachillerato A